El amante efímero Llevo casi una década siendo preso del ambedo que me causaba tu existir, siendo tu amante, tu enfermo dependiente del placentero placebo que me daban tus besos, tu perra urgida, el mismo que sentía irrisoria la idea de existiera dicha sin ti y es que llegaste para ser la puerta a la tierra de nunca jamás cuando la realidad me azotaba con latigazos de depresión cuyas marcas no se tatuaban en mi espalda, sino en el envés de mis muñecas, en los momentos más difíciles y gélidos me diste tu mano y tu calor que se iba como el humo y me llenaba de calma en cada beso, me acostumbré a tu presencia, al llegar el alba mis ojeras malva y mi garganta seca tenían el menester de tus besos, las horas caminaban por el sendero del día a día y a la hora del almuerzo ya estabas aquí, en clase de deportes y en los paseos bajo el amparo de un cielo violáceo también, era tu compañía lo que me hacía dichoso, antes que mi pluma trazara un universo en los reglones de mi cuaderno, te tomaba...
Busco que la gente se identifique con mis escritos, que mis letras lleguen al corazón del lector