Efimera Eternidad

 Soy un pecador y no hay nada que repare eso, tomas más tiempo y esfuerza reparar lo destrozado que destruir, no busco redención ante deidad alguna porque al igual que los días, mis pecados se repiten pasando las 12.  He errado con la conciencia tan negra pero de ojos blancos, anduve paseando por el océano donde mea el celestial y se caga el cornudo, donde se dice "te amo" entre risas y un "te odio" en escarpelo, creo que lo llaman tierra, mundo, vida, un mal que aterra y vigoriza, un abrazo al olvido con el recuerdo en el hoy, presente. No busco lástima, ni me dejo caer porque en mis hombros tengo la esperanza de aquellos que confiaron sus emociones en mí, solamente ando cansado. No controlo el axioma del derrame de mi llanto, me quiebro en silencio por orgullo, no hay lluvia que vista mi pena, pero ¿Qué pena? ¿Cuál es mi pecado? ¿Es malo ser un adolescente joven o un viejo prematuro? El ser tan sibilino para errar y silbar a mi autofilia se hizo mi parafilia más s

Y te vi faltándome el respeto con tu ausencia, hablándome con el silencio de tu mezquina presencia que se esquina para prostituir mis te quiero a cualquiera que te lea y te apoye al decir que no son bastos para ti. Y yo aquí rechistando a este cuarto de cuarta por ser el medio con el que no te quedaste, sino que te privaste para presumir tu fragilidad de porcelana china, rota y tan llena de cicatrices que vanaglorian tu beldad. Ahora te diviso frente a frente y no reconozco al hombre que tus ojos reflejan, no soy ni un vestigio o ápice de sombra que saludaba cada alborada antes de conocerte, pero me siento a gusto, tras el vigésimo primer agosto puedo notar que no agostaron el sentir tan cándido de este candidato sin petición de elección a hombre, no tendré el rostro de niño, tengo en ceño iracundo y la manera de pensar de un estratega, pero un corazón que babea por ti. Querido niño, he oído tus palabras y permíteme decirte que las mismas me han tocado en lo más profundo del corazón qu