En una tarde de verano, donde el sol hace sudar la tierra, hace que cada paso pese más de lo habitual, donde los rayos del sol bajan por el cuello nuestro y hace que nuestros ojos se cierren ante el brillo del mismo día; se topan dos parejas de la mano, mientras aquel europeo mira con desidia al peruano y a su cónyuge, aquel peruano se para derecho y lo mira con ojos de escarpelo y la dama mira a la chica con altivez. ─Hola amigo, buenas tardes, tengo una pregunta para ti. ─Buenas tardes, dígame mi foráneo amigo ¿Cuál es tu pregunta? ─¿Qué le ven los americanos y europeos a sus mujeres? ─Permíteme que te responda esta pregunta con otra, en base a tu respuesta te diré la razón. ¿Cómo son sus mujeres? El europeo con aires de grandeza, se tira el cabello hacia atrás, barre a la pareja peruana y luego de que termine su interminable suspiro, responde con solemnidad. ─Desde el otro lado del mundo, en América y Europa, a donde el sol llega primero y la noche huye de nosotro...
Busco que la gente se identifique con mis escritos, que mis letras lleguen al corazón del lector