Recuerdo aquel invierno donde la conocí, estaba tan bella,
esperando en aquella iglesia donde ya confesé los pecados que cometí, aquellas
curvas de su ondulado cabello, desde la raíz hasta las puntas de su melena,
Dios santo... su cabellera, ella es de esas leonas, de las que ves y ya sabes
que son fieras sin que enseñen los dientes, admito que morí de miedo tan solo
de verla, quise acercarme y así lo hice, pero cada paso hacia ella era un
infarto y cada pestañeo me hacía que aterrice y diga : por favor hermano, crees
te hará caso? Mírala esa chica es la pintura de Picasso y
tú no llegas ni a boceto de arte moderno, con un cuaderno y un cigarrillo en la
mano hice lo que pensé era más sensato, si no tenía tema y no llegaba ni a
garabato, le daría un detalle que en estas épocas son escasos : me dirigí a un
jardín con flores y arranqué una blanca flor, me acerqué desde un lado para que
no me viera llegar, entre tartamudeos, pues me costaba articular la palabra y
decirle hola, pero lo logré, la saludé :
Yo: Ho...hola.... te puedo dar algo? Nervioso le pregunté.
Ella: sí? -respondió algo confundida-
Y pues le entregué la flor, pensando sé que no me hablará pero este detalle no lo olvidará y bueno para suerte mía me equivoqué, mientras me alejaba pensando en lo que pude haberle dicho pero el miedo no me dejó, ella se levantó y preguntó mi nombre... (Aquí hago una pausa para decirles como la veía yo:
Yo: Ho...hola.... te puedo dar algo? Nervioso le pregunté.
Ella: sí? -respondió algo confundida-
Y pues le entregué la flor, pensando sé que no me hablará pero este detalle no lo olvidará y bueno para suerte mía me equivoqué, mientras me alejaba pensando en lo que pude haberle dicho pero el miedo no me dejó, ella se levantó y preguntó mi nombre... (Aquí hago una pausa para decirles como la veía yo:
sus ojos de un caoba oscuro, su
nariz tan pequeña y finita, sus labios hechos al parecer por dibujantes
profesionales, delgados y formados, su voz, su bella y única voz, solo ese sí
ya sonaba en mi cabeza, al preguntar mi nombre sentí como ese coro de ángeles
me poseía y me hacía querer oírla más cada día, su piel, parecía hecha por
algodón, se veía tan suave, sus manos delicadas como seda china, pequeñas pero
perfectamente encajaban con las mías, que ironía de la vida no? Su silueta, oh
valla silueta, verla era sentir un cometa golpear tu nuca, podía quedarme horas
viéndola y el asombro no se iría jamás, ella toda ella era perfecta).
Bueno continúo con mi relato,
me llamo RON JACKSON y me preguntó un par de cosas más. Bueno el resto ya son
vivencias juntos, tiempo como amigos y momentos bellos donde nuestros caminos
tomaron un solo rumbo, entendí y empecé a creer en el amor a primera vista
desde esa noche 21 de junio, no hace más de cinco días, encontré el amor y lo
viví desde ese manto oscuro en el cielo una que otra estrella, mi bella musa, así fue
como la conocí.
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