Allá en el valle del infierno donde los cobardes batallan con su miedo
por no llorar, donde los olvidados de «Dios» residimos y
fallecemos por el motivo de nuestro destino dicte.
Vivió un guerrero cuyo nombre es un misterio hasta «ahora». Pude divisar su occiso ser, estaba en su propio océano escarlata, el silbido del viento producía el baile de su inerte crin color azabache, su piel canela lucía como una manta de hospital después de una operación fallida, lo interesante de esto fueron dos cosas :
Pese a la gravedad de sus heridas el tipo tenía un semblante que denotaba paz y alegría, cualquiera que viera sus yagas pensaría que su muerte fue dolorosa y feroz, pero ese rostro expresa que halló la absolución que pudo haber buscado.
El otro dato curioso era que tenía una carta poluta en su mano decorada por el rocío sangriento de lo que supongo fue su última batalla, me acerqué al cadáver y lo despedí con respeto, no le ofrecí una santa sepultura pues no creo en Dios, tomé la carta del difunto por simple curiosidad y decía :
Para : VENERIDTA
De : LOGAN
Querida hija, si esta carta te llega, tengo la pena de decirte que no podré darte la sorpresa que te prometí, espero la carta pase por las manos de tu madre primero, ella es más sensible que yo para dar este tipo de noticias, sé que hace cinco primaveras que no te veo y acá lo explico, mereces la verdad.
Al abrir la carta decía lo siguiente:
Estábamos por firmar un tratado de paz entre los países de la realeza y los países sudamericanos, los representantes de cada nación estaban reunidos en un salón y dispare. Sé que luce estúpido, pero tuve buenas razones, la gente de inteligencia del Rey de España e Inglaterra hackearon nuestra base de datos y habían adquirido nuestra información personal, nuestros topos me enseñaron fotografías tuyas, de tu madre y de la familia de compatriotas míos, el trato iba a ser un engaño, más gente inocente iba a morir y eso no lo iba a permitir, por eso dispare, fue para protegerlos, lo que por cierto logré, mis camaradas y yo conseguimos liquidar a los representantes de las naciones reales y con varias emboscadas pudimos someter a los soldados, fueron muchas campañas, mucha sangre se derramó, pero esto no llegó a más, murieron aquellos que debían morir, hubieron pérdidas, éramos tres mil soldados, vencimos a siete mil hombres, convertimos el terreno en una necrópolis, se cubrió el suelo de un río carmesí por donde sea que camine, solo quedamos cien conmigo. Ya estaba de regreso a nuestro hogar a paso débil, tenía heridas por doquier y empecé a sentir el adiós de mis fuerzas, una fiebre empezó a invadir mi cuerpo y sabía que no podría resistir, solo tengo fuerza para media hoja más. Esos fueron los sucesos. Este es mi despedida, la que espero llegue a ti.
Mi amada Veneridta hace cinco inviernos que no te abrazo, es un infierno no verte dormir en mi regazo, recuerdo mucho tu semblante rebosante de paz cuando tus miedos se iban con un abrazo y lo bello de un día de playa, acabar viendo el ocaso, cinco navidades sin cantar junto a ti sin importar mi ateísmo, mis creencias no importaban si estabas feliz, mil ochocientas veinte noches sin besar tu frente, pero no dudes que ni tú, ni tu madre salen de mi mente. Perdón si no fui un buen padre y aunque no es excusa espero me perdones al saber que di mi vida para protegerte, hice cosas que no me hacen sentir airoso, pero me voy feliz Sabiendo que tu vida tendrá más días de gozo, el día que me reclutaron, ese funesto día... lo maldije. Y mi único pesar es la duda sobre si te llegará «El Adiós Que Nunca Te Dije».
Luego de leer esta carta me puse a revisar si es que había alguna dirección o algo para ubicar la residencia de la mujer del tipo, pero jamás hallé nada.
De corazón espero la niña no odie a su padre y que su esposa valore y respete la memoria de su esposo.
Vivió un guerrero cuyo nombre es un misterio hasta «ahora». Pude divisar su occiso ser, estaba en su propio océano escarlata, el silbido del viento producía el baile de su inerte crin color azabache, su piel canela lucía como una manta de hospital después de una operación fallida, lo interesante de esto fueron dos cosas :
Pese a la gravedad de sus heridas el tipo tenía un semblante que denotaba paz y alegría, cualquiera que viera sus yagas pensaría que su muerte fue dolorosa y feroz, pero ese rostro expresa que halló la absolución que pudo haber buscado.
El otro dato curioso era que tenía una carta poluta en su mano decorada por el rocío sangriento de lo que supongo fue su última batalla, me acerqué al cadáver y lo despedí con respeto, no le ofrecí una santa sepultura pues no creo en Dios, tomé la carta del difunto por simple curiosidad y decía :
Para : VENERIDTA
De : LOGAN
Querida hija, si esta carta te llega, tengo la pena de decirte que no podré darte la sorpresa que te prometí, espero la carta pase por las manos de tu madre primero, ella es más sensible que yo para dar este tipo de noticias, sé que hace cinco primaveras que no te veo y acá lo explico, mereces la verdad.
Al abrir la carta decía lo siguiente:
Estábamos por firmar un tratado de paz entre los países de la realeza y los países sudamericanos, los representantes de cada nación estaban reunidos en un salón y dispare. Sé que luce estúpido, pero tuve buenas razones, la gente de inteligencia del Rey de España e Inglaterra hackearon nuestra base de datos y habían adquirido nuestra información personal, nuestros topos me enseñaron fotografías tuyas, de tu madre y de la familia de compatriotas míos, el trato iba a ser un engaño, más gente inocente iba a morir y eso no lo iba a permitir, por eso dispare, fue para protegerlos, lo que por cierto logré, mis camaradas y yo conseguimos liquidar a los representantes de las naciones reales y con varias emboscadas pudimos someter a los soldados, fueron muchas campañas, mucha sangre se derramó, pero esto no llegó a más, murieron aquellos que debían morir, hubieron pérdidas, éramos tres mil soldados, vencimos a siete mil hombres, convertimos el terreno en una necrópolis, se cubrió el suelo de un río carmesí por donde sea que camine, solo quedamos cien conmigo. Ya estaba de regreso a nuestro hogar a paso débil, tenía heridas por doquier y empecé a sentir el adiós de mis fuerzas, una fiebre empezó a invadir mi cuerpo y sabía que no podría resistir, solo tengo fuerza para media hoja más. Esos fueron los sucesos. Este es mi despedida, la que espero llegue a ti.
Mi amada Veneridta hace cinco inviernos que no te abrazo, es un infierno no verte dormir en mi regazo, recuerdo mucho tu semblante rebosante de paz cuando tus miedos se iban con un abrazo y lo bello de un día de playa, acabar viendo el ocaso, cinco navidades sin cantar junto a ti sin importar mi ateísmo, mis creencias no importaban si estabas feliz, mil ochocientas veinte noches sin besar tu frente, pero no dudes que ni tú, ni tu madre salen de mi mente. Perdón si no fui un buen padre y aunque no es excusa espero me perdones al saber que di mi vida para protegerte, hice cosas que no me hacen sentir airoso, pero me voy feliz Sabiendo que tu vida tendrá más días de gozo, el día que me reclutaron, ese funesto día... lo maldije. Y mi único pesar es la duda sobre si te llegará «El Adiós Que Nunca Te Dije».
Luego de leer esta carta me puse a revisar si es que había alguna dirección o algo para ubicar la residencia de la mujer del tipo, pero jamás hallé nada.
De corazón espero la niña no odie a su padre y que su esposa valore y respete la memoria de su esposo.
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