Tres primaveras han pasado desde la última caricia que me regalaste, aunque no entendí el motivo de tu despedida, no refuto tu decisión, quizá no soy inocente y sume motivos a tu partida, quizá fui un infausto indolente cuyo tacto gélido extinguió el calor de tu amor. He buscado tu indulto con el orgullo oculto y a flor de piel, me resulta irónico ver lo mágico tornarse lúdico y a nuestro impúdico amor hacerse rutina llevando un TE AMO al ostracismo y nuestra relación a la ruina. Te confieso que en esas épocas no sentí las caricias del sol o los golpes del invierno, mucho menos el beso de la brisa otoñal o la euforia de la primavera, las horas en mi alcoba bajo el efecto del ambedo defendiendo a capa y escudo las falaces promesas que me brindabas y aceptaba como mi credo, perdiendo amistades, ganando enemistades, viviendo en un palacio de cristal. El mismo que se vino abajo cuando tus labios me cantaron el adiós. Me vestí de caballero para ir a por ti, mi princesa, tenía l...
Busco que la gente se identifique con mis escritos, que mis letras lleguen al corazón del lector