Gota de luz que se llevó mi esencia en su viaje con rumbo
desconocido, me invade la duda de tu regreso, y yo aquí preso de los ojos que
nunca miré, perdido en un lance por tu voz, la misma que nunca oí, mudo por los
nudos que atraparon los suspiros que jamás te regalé y con un tacto frío por tu
cuerpo, el mismo que nunca sentí.
Mancha escarlata que se fue sin permiso, no hubo piso digno de tus pasos, ahora el viento te viste y quizás Dios, si es que existe te da el abrazo que olvidé regalarte, doce semanas para enterarme de tu llegar, pero cambiaste de planes y elegiste el Olimpo como hogar, no te culpo, quizás las nubes sean un vestido meritorio para tu dermis, anhelo tu misericordiosa sonrisa, si mis ganas no bastaron para conseguir que te quedaras conmigo, quiero que sepas que te extraño y de forma consciente e inconsciente consigo recordarte cuando veo las nubes, abrazo tu recuerdo cuando duermo y te veo en el arrebol, por la sangre que emana la muerte del sol cada día, mi apócrifo consuelo, la alegría de saber que estás ahí y volverás como un fénix cuando el destino nos sonría.
Tu quimérico emerger, la duda sobre tu nombre, la interrogante sobre si serás mujer u hombre, una dama o un caballero, una luz en el camino de un luchador o el salvador que con un escarpelo salve a su doncella del fiero día a día que no brinda tregua y mengua tus fuerzas cuando menos lo imaginas, consigas gloria o fracaso, el intento es lo que vale y no dejes que nadie opaque tu sonrisa, esa misma veo en el crepúsculo cuando el ósculo de tu ausencia me acuna.
Pudiste ser a los ojos del mundo un sibilino sin gracia o un vesánico que el mundo admire y mire donde se mire tu nombre se escuchará, pudiste ser un líder o un don nadie, pero la improcedente vida tuvo una idea mejor, un guiño a tu destino y el vacío de cariño dejó tu adiós en mí, quise ser tu protector y no llegué ni a tu sombra, amor de sobra pero sin valor para el azar del existir.
Impetuoso me hallo, lacayo de la culpa de tu partida, no me bastó la ictiosis, la crisis por la culpa fue más fuerte, la presencia de la parca esperando sonriente en la barca de Caronte, donde el horizonte no llega y el norte no existe, solo llega el abrazo del día después de mañana, el mismo que no llega, tu nacimiento fue el 31 de febrero, tus ojos un eclipse efímero, tu crin tan semejante al impetuoso espíritu de un dragón, siempre vivo, pero solo en mi corazón, serás la llama en medio del océano, la noche en un universo sin luna u oscuridad, serás el final del infinito y en el Olimpo donde lo perfecto abunda nunca será digno ni de poderte mirar.
Vi tu rostro sublime en uno de mis sueños y vi tu crecer con el pasar de los años, sentí como se me oprimía el pecho al no ver tu risa por el daño que cause.
El alba en mi mirada se perdió al tratar de atisbar las huellas del camino que me juraste dejar, chocamos la manita tras un vestido curvo y canela, ahora paso el día a día a dos velas y suplicando que la parca me regale el beso que mi alma rota tanto quería y quiere, si esto te hiere a mí el triple no lo dudes, pero tú tienes el perdón y la calma que nunca pude obtener.
¡MALDITA SEA!
No importa cuánto nade, me ahogo en la marea que no crea, sino destruye y solo huye, perdona si soy redundante, pero es que un perdón o un lo siento no bastan para recuperarte y gritar ese te amo que callé en tu nombre, no me siento capaz de mirarte, pero es mi anhelo más grande, mi ángel de caramelo, tan pequeño pero gigante al mismo tiempo, un viajero errante que dejó un recuerdo sin cuerpo en mi memoria de elefante y una huella pintada con sangre, que no la borra ni la prédica del mismo Dios, dime que hago si te llevó una hoz y sin importar la fuerza con la que gritó mi voz, no llegó ni a un susurro, lo juro por mi orgullo que espero donde estés sea un lugar seguro, procura que la cura a los tajos del existir en tu aliento sean curados con el viento de un mañana incierto.
Cuando llegaste murió mi inocencia, pasé de golpe a la adultez, cuando vi tu imágen rumbo al ostracismo, el adulto en mí también falleció dejándome ensimismado, los momentos imaginados jamás realizados por un futuro que no ha llegado por circunstancias que no se pudieron evitar, como iba a pensar que te irías sin despedirte, ¿que debía hacer? No supe recibirte, me duele no haberte visto, no haberte besado, no haberte abrazado o quizá cantado para acunar tus noches, como soñaba con ver hasta tus berrinches, ver tus primeros pasos, oír ese tan esperado "PAPÁ", ser colegas en la vida, tú mi amigo o amiga, un equipo unido por amor y sangre, perdona mi quebranto, perdóname, sé de sobra que es muy tarde y aún después de años no lo afronto, con suerte me levanto, te buscaré en el cielo y la tierra, pero sin importar como, QUERIDO HIJO TE VERÉ PRONTO.
Mancha escarlata que se fue sin permiso, no hubo piso digno de tus pasos, ahora el viento te viste y quizás Dios, si es que existe te da el abrazo que olvidé regalarte, doce semanas para enterarme de tu llegar, pero cambiaste de planes y elegiste el Olimpo como hogar, no te culpo, quizás las nubes sean un vestido meritorio para tu dermis, anhelo tu misericordiosa sonrisa, si mis ganas no bastaron para conseguir que te quedaras conmigo, quiero que sepas que te extraño y de forma consciente e inconsciente consigo recordarte cuando veo las nubes, abrazo tu recuerdo cuando duermo y te veo en el arrebol, por la sangre que emana la muerte del sol cada día, mi apócrifo consuelo, la alegría de saber que estás ahí y volverás como un fénix cuando el destino nos sonría.
Tu quimérico emerger, la duda sobre tu nombre, la interrogante sobre si serás mujer u hombre, una dama o un caballero, una luz en el camino de un luchador o el salvador que con un escarpelo salve a su doncella del fiero día a día que no brinda tregua y mengua tus fuerzas cuando menos lo imaginas, consigas gloria o fracaso, el intento es lo que vale y no dejes que nadie opaque tu sonrisa, esa misma veo en el crepúsculo cuando el ósculo de tu ausencia me acuna.
Pudiste ser a los ojos del mundo un sibilino sin gracia o un vesánico que el mundo admire y mire donde se mire tu nombre se escuchará, pudiste ser un líder o un don nadie, pero la improcedente vida tuvo una idea mejor, un guiño a tu destino y el vacío de cariño dejó tu adiós en mí, quise ser tu protector y no llegué ni a tu sombra, amor de sobra pero sin valor para el azar del existir.
Impetuoso me hallo, lacayo de la culpa de tu partida, no me bastó la ictiosis, la crisis por la culpa fue más fuerte, la presencia de la parca esperando sonriente en la barca de Caronte, donde el horizonte no llega y el norte no existe, solo llega el abrazo del día después de mañana, el mismo que no llega, tu nacimiento fue el 31 de febrero, tus ojos un eclipse efímero, tu crin tan semejante al impetuoso espíritu de un dragón, siempre vivo, pero solo en mi corazón, serás la llama en medio del océano, la noche en un universo sin luna u oscuridad, serás el final del infinito y en el Olimpo donde lo perfecto abunda nunca será digno ni de poderte mirar.
Vi tu rostro sublime en uno de mis sueños y vi tu crecer con el pasar de los años, sentí como se me oprimía el pecho al no ver tu risa por el daño que cause.
El alba en mi mirada se perdió al tratar de atisbar las huellas del camino que me juraste dejar, chocamos la manita tras un vestido curvo y canela, ahora paso el día a día a dos velas y suplicando que la parca me regale el beso que mi alma rota tanto quería y quiere, si esto te hiere a mí el triple no lo dudes, pero tú tienes el perdón y la calma que nunca pude obtener.
¡MALDITA SEA!
No importa cuánto nade, me ahogo en la marea que no crea, sino destruye y solo huye, perdona si soy redundante, pero es que un perdón o un lo siento no bastan para recuperarte y gritar ese te amo que callé en tu nombre, no me siento capaz de mirarte, pero es mi anhelo más grande, mi ángel de caramelo, tan pequeño pero gigante al mismo tiempo, un viajero errante que dejó un recuerdo sin cuerpo en mi memoria de elefante y una huella pintada con sangre, que no la borra ni la prédica del mismo Dios, dime que hago si te llevó una hoz y sin importar la fuerza con la que gritó mi voz, no llegó ni a un susurro, lo juro por mi orgullo que espero donde estés sea un lugar seguro, procura que la cura a los tajos del existir en tu aliento sean curados con el viento de un mañana incierto.
Cuando llegaste murió mi inocencia, pasé de golpe a la adultez, cuando vi tu imágen rumbo al ostracismo, el adulto en mí también falleció dejándome ensimismado, los momentos imaginados jamás realizados por un futuro que no ha llegado por circunstancias que no se pudieron evitar, como iba a pensar que te irías sin despedirte, ¿que debía hacer? No supe recibirte, me duele no haberte visto, no haberte besado, no haberte abrazado o quizá cantado para acunar tus noches, como soñaba con ver hasta tus berrinches, ver tus primeros pasos, oír ese tan esperado "PAPÁ", ser colegas en la vida, tú mi amigo o amiga, un equipo unido por amor y sangre, perdona mi quebranto, perdóname, sé de sobra que es muy tarde y aún después de años no lo afronto, con suerte me levanto, te buscaré en el cielo y la tierra, pero sin importar como, QUERIDO HIJO TE VERÉ PRONTO.
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