Durante mucho tiempo me puse a pensar en todo lo que cambiaría si dejara de ser quien soy, si detuviera el tiempo, si pudiera volver al pasado y me centré tanto en eso que olvide lo más importante: El Presente.
Con eso en mente pude pisar tierra y así llegaron ideas muy bonitas a mi cabeza, dejé de ser yo y por fin pude ver lo que haría si fuera y lo que puedo hacer sin dejar de ser yo.
Con eso en mente pude pisar tierra y así llegaron ideas muy bonitas a mi cabeza, dejé de ser yo y por fin pude ver lo que haría si fuera y lo que puedo hacer sin dejar de ser yo.
Si yo fuera la rosa no moriría cuando un amante me saque de mi descanso y me entregue a su mitad, lucharía por mantenerme viva y brindar sonrisas en la infinidad de lo momentos donde halla descensos de felicidad.
Si yo fuera el tiempo, caminaría en los momentos felices, gatearía cuando el amor quiera que el momento sea eterno, pues si no me puedo detener, al menos quiero que el júbilo del que se llena al humano dure y correría en los momentos donde el sufrir grite presente para poder manumitir de las lágrimas a un jardín de espinas que no debe crecer.
Si yo fuera el instinto de lucha, serían distintos los resultados, no existiría pasado que no se recuerde con una sonrisa y no habría futuro que no se sueñe con anhelo, somos lo que creemos ser, solo ahí se halla el meollo de lo habido y por haber.
Si yo fuera el camino al beso de la parca, buscaría la manera más meliflua para llegar al destino y haría plañir al cretino que en vida hizo sufrir a quien no lo merecía.
Si yo fuera la sombra del humano no me limitaría solo a imitar los movimientos realizados por el mismo, me aventuraría a ayudar a mi pipiolo sujeto, lo abrazaría cuando la tristeza le brinde sus etéreas y sutiles caricias que no levantan sino hunden y crean un óbice difícil de superar.
Si yo fuera las palabras viajaría no solo en el papiro, al compás de una mano con una pluma o a la velocidad del sonido, ni saldría de la mente sino que tendría mi origen el corazón, solo así mi dirección será verídica y llegara con razón, evitaría que mi existencia haga borrones en historias ya perfectas.
Si yo fuera la tristeza haría que mi belleza no mate, sino que brinde arte, sé que todo lo bello tiene algo de vida y muerte, sé que no fue por azar que llegué a existir, pero no haría larga mi visita, pues quien me vista por mucho tiempo puede morir.
Si yo fuera la alegría me quedaría en los corazones que busquen ser mejores, dar pinceladas del colores al lienzo gris que hizo la tristeza, daría sentido a la vida de muchos en el mundo y cada rumbo sería un camino a mí.
Si yo fuera la pasión no dejaría arte sin expresión alguna, habría amor por donde pise, no habría inspiración en algún humano que no localice, no habría ideales ni principios ignorados, ni palabras que no unan sentimientos ya cantados.
Si yo fuera la ignorancia, le mostraría el secreto de la felicidad a los sabios, les mostraría que la felicidad está en el camino a la iluminación pues esa cima a la que tanto desean llegar llega con la muerte y cuando ella te abraza no podrás regresar.
Si yo fuera la sabiduría dejaría de buscar la iluminación y me centraría en aprender del ignorante y darle la razón, le diría que sea mi compañero en la misión que la vida nos regaló.
Si yo fuera inspiración buscaría ser inmarcesible, nunca ser invisible para quien quiera mi mano, sería la fuerza que desate a los vencidos por el tirano que en vano avanza con maldad, sería el discurso del revolucionario que con un sueño de visionario busque encender la llama del guerrero que abraza su sueño de paz, sería el grito latente que eliminaría todo el mal.
Si yo fuera el valor, abrazaría al timorato que sea novato o veterano sin importar las peripecias defienda sus ideales, sería el fuego que forje la espada y el veneno que la bañe para que provoque tajos en el cuerpo del cretino y que ni con sutura sane su cuerpo infame y nefario, no dejaría rastro de ese adversario que solo afecta nuestro destino.
Si yo fuera, si yo fuera eso y más, haría maravillas en el mundo, pero solo soy un sujeto que plasma su sentir en el papiro, falto de valor pero lleno de coraje, limitado con la fama pero con muchos mensajes por gritar, muchos corazones que despertar, mucho por hacer y poco tiempo para realizarlos, pero mientras este con vida, así sean pocos los que lean mis ideales, sueño con que a muchos sirva de base.
Si yo fuera el tiempo, caminaría en los momentos felices, gatearía cuando el amor quiera que el momento sea eterno, pues si no me puedo detener, al menos quiero que el júbilo del que se llena al humano dure y correría en los momentos donde el sufrir grite presente para poder manumitir de las lágrimas a un jardín de espinas que no debe crecer.
Si yo fuera el instinto de lucha, serían distintos los resultados, no existiría pasado que no se recuerde con una sonrisa y no habría futuro que no se sueñe con anhelo, somos lo que creemos ser, solo ahí se halla el meollo de lo habido y por haber.
Si yo fuera el camino al beso de la parca, buscaría la manera más meliflua para llegar al destino y haría plañir al cretino que en vida hizo sufrir a quien no lo merecía.
Si yo fuera la sombra del humano no me limitaría solo a imitar los movimientos realizados por el mismo, me aventuraría a ayudar a mi pipiolo sujeto, lo abrazaría cuando la tristeza le brinde sus etéreas y sutiles caricias que no levantan sino hunden y crean un óbice difícil de superar.
Si yo fuera las palabras viajaría no solo en el papiro, al compás de una mano con una pluma o a la velocidad del sonido, ni saldría de la mente sino que tendría mi origen el corazón, solo así mi dirección será verídica y llegara con razón, evitaría que mi existencia haga borrones en historias ya perfectas.
Si yo fuera la tristeza haría que mi belleza no mate, sino que brinde arte, sé que todo lo bello tiene algo de vida y muerte, sé que no fue por azar que llegué a existir, pero no haría larga mi visita, pues quien me vista por mucho tiempo puede morir.
Si yo fuera la alegría me quedaría en los corazones que busquen ser mejores, dar pinceladas del colores al lienzo gris que hizo la tristeza, daría sentido a la vida de muchos en el mundo y cada rumbo sería un camino a mí.
Si yo fuera la pasión no dejaría arte sin expresión alguna, habría amor por donde pise, no habría inspiración en algún humano que no localice, no habría ideales ni principios ignorados, ni palabras que no unan sentimientos ya cantados.
Si yo fuera la ignorancia, le mostraría el secreto de la felicidad a los sabios, les mostraría que la felicidad está en el camino a la iluminación pues esa cima a la que tanto desean llegar llega con la muerte y cuando ella te abraza no podrás regresar.
Si yo fuera la sabiduría dejaría de buscar la iluminación y me centraría en aprender del ignorante y darle la razón, le diría que sea mi compañero en la misión que la vida nos regaló.
Si yo fuera inspiración buscaría ser inmarcesible, nunca ser invisible para quien quiera mi mano, sería la fuerza que desate a los vencidos por el tirano que en vano avanza con maldad, sería el discurso del revolucionario que con un sueño de visionario busque encender la llama del guerrero que abraza su sueño de paz, sería el grito latente que eliminaría todo el mal.
Si yo fuera el valor, abrazaría al timorato que sea novato o veterano sin importar las peripecias defienda sus ideales, sería el fuego que forje la espada y el veneno que la bañe para que provoque tajos en el cuerpo del cretino y que ni con sutura sane su cuerpo infame y nefario, no dejaría rastro de ese adversario que solo afecta nuestro destino.
Si yo fuera, si yo fuera eso y más, haría maravillas en el mundo, pero solo soy un sujeto que plasma su sentir en el papiro, falto de valor pero lleno de coraje, limitado con la fama pero con muchos mensajes por gritar, muchos corazones que despertar, mucho por hacer y poco tiempo para realizarlos, pero mientras este con vida, así sean pocos los que lean mis ideales, sueño con que a muchos sirva de base.
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