He pasado por gélidas madrugadas llenas de paranoias, culpas
y recuerdos que me lastimaban como un camino hecho de espinas.
He escuchado los ahogados gritos de mi almohada y le rogaba que me perdone por ser el diluvio en sus relieves donde se acunaban mis males y bienes.
Mis sábanas estaban perfumadas con la esencia de un blue, mi voluntad paso de enérgica a gandul, mi ambedo era la termita que comía el abedul de mis alegrías.
Conocí la depresión, en la ocasión menos indicada para cada momento que pasé en las tinieblas a mi parecer, la falta de querer era tan basta que hasta dudaba de que hubiera alguien que me pueda entender.
Sin embargo vestía mis penas con el azul mis venas y llevaba mis cadenas con garbosos harapos para sonreír por no llorar y así no delatar al asesino que mi sonrisa quería matar.
Inclusive desde el mástil del velero se veía en declive los te quiero y la tierra prometida que veíamos ya no estaba ahí.
Le di la mano al te amo que llego a mi vera y en el verano partió con la brisa de estío y ya no confió en lo que no puedo ver, se desborda el cauce de mi ausencia de fe.
Cada paso ilícito solicita un permiso licito que brinde calma pero es tan lento el alba y pésimo los ojos del desesperado que busca el alma el caoba de un mirar.
Tuve un dogma cándido, ardiente como el magma dormido de un volcán inactivo, pero el viento del olvido acarició mis cráteres silbando una canción de cuna dejando dormido mi incandescente espíritu apagando el ímpetu que me definía.
Infaustos sucesos, escabrosos procesos para levantar a un dudoso sujeto, sujeto al ayer, queriendo caer en el exilio pero pidiendo auxilio sin ver a quienes lo quisieron socorrer.
No veía que tenía manos en todos lados dispuestas a levantarlo y se encerró en su soledad, se quejaba de la vida y no abrazaba su beldad, que cuita más vana, que mente tan suicida, el beso de la desidia no le dejaba ver las cosas claras y optó por la autofilia sin saber que es mejor caminar bajo la talara, sintiendo el llanto del cielo limpiar nuestros pecados y ver el mañana con buena cara.
Todas esas cosas pasé, ya vencí a mis demonios y con ellos me amisté, al fin me quiero y ahora muero mientras duermo para vivir en mis sueños.
He escuchado los ahogados gritos de mi almohada y le rogaba que me perdone por ser el diluvio en sus relieves donde se acunaban mis males y bienes.
Mis sábanas estaban perfumadas con la esencia de un blue, mi voluntad paso de enérgica a gandul, mi ambedo era la termita que comía el abedul de mis alegrías.
Conocí la depresión, en la ocasión menos indicada para cada momento que pasé en las tinieblas a mi parecer, la falta de querer era tan basta que hasta dudaba de que hubiera alguien que me pueda entender.
Sin embargo vestía mis penas con el azul mis venas y llevaba mis cadenas con garbosos harapos para sonreír por no llorar y así no delatar al asesino que mi sonrisa quería matar.
Inclusive desde el mástil del velero se veía en declive los te quiero y la tierra prometida que veíamos ya no estaba ahí.
Le di la mano al te amo que llego a mi vera y en el verano partió con la brisa de estío y ya no confió en lo que no puedo ver, se desborda el cauce de mi ausencia de fe.
Cada paso ilícito solicita un permiso licito que brinde calma pero es tan lento el alba y pésimo los ojos del desesperado que busca el alma el caoba de un mirar.
Tuve un dogma cándido, ardiente como el magma dormido de un volcán inactivo, pero el viento del olvido acarició mis cráteres silbando una canción de cuna dejando dormido mi incandescente espíritu apagando el ímpetu que me definía.
Infaustos sucesos, escabrosos procesos para levantar a un dudoso sujeto, sujeto al ayer, queriendo caer en el exilio pero pidiendo auxilio sin ver a quienes lo quisieron socorrer.
No veía que tenía manos en todos lados dispuestas a levantarlo y se encerró en su soledad, se quejaba de la vida y no abrazaba su beldad, que cuita más vana, que mente tan suicida, el beso de la desidia no le dejaba ver las cosas claras y optó por la autofilia sin saber que es mejor caminar bajo la talara, sintiendo el llanto del cielo limpiar nuestros pecados y ver el mañana con buena cara.
Todas esas cosas pasé, ya vencí a mis demonios y con ellos me amisté, al fin me quiero y ahora muero mientras duermo para vivir en mis sueños.
Hoy quiero darle una oda a la vida, un canto al encanto de
abrir los ojos en el aparecer del sol, un cumplido al cielo para causar el
arrebol, una sonrisa a la luna y ver sus lunares blancos en el crepúsculo.
Hoy boto mi odisea, elijo el camino que sea con tal de avanzar, si me caigo me levanto y me repito con ímpetu nadie me puede parar.
Desde este día con el lápiz en escarpelo bañare el papiro con un grisáceo sangrar, hare un sendero de escritos que el mundo podrá contemplar y vivir mi sentir.
En los momentos serios reír, en los momentos felices llorar, en los momentos de amor odiar, sé que suena algo loco pero ¿no se han puesto en eso a pensar?
En los momentos tensos reír y buscar múltiples soluciones para todo tipo de ocasiones, llorar de alegría y no reprimir emociones, en los momentos de amor odiar las injurias y a hostil que se asome, odiar que tome nuestra gotita de felicidad y la haga una lágrima oscura.
Esta noche ando hiperactivo, totalmente vesánico, fanático de lo desconocido, jocoso al ver al mocoso que sufría buscando alegría, cuando la misma está en el lugar que jamás la buscaría, dentro nuestro.
Al igual que yo puedes verlo, yo me tarde bastante y aún sigo incipiente, yendo de tumbo en tumbo evadiendo peripecias para cumplir el más humano anhelo “conocer la felicidad”.
Comparto la felicidad del prójimo pues estoy próximo a la propia y busco ser meticuloso con las palabras que recito, tanto en persona como por escrito.
Hoy soy libre como el viento y siento que parto para no volver, no volver a ver a la tristeza aun sabiendo que va a volver, pero esta vez la acepto pero no la dejare quedarse.
Ya con otros ojos puedo ver un matiz de mi vida y aunque me lo pida Dios no pienso dejarme caer, hoy busco una vida donde mi única pasión sea vivir una vida llena de fruiciones, donde las sensaciones no escaseen, donde no haya miedo a perder.
Hoy me levanto de mi nicho y he dicho que se acaba el quebranto del ayer.
Hoy boto mi odisea, elijo el camino que sea con tal de avanzar, si me caigo me levanto y me repito con ímpetu nadie me puede parar.
Desde este día con el lápiz en escarpelo bañare el papiro con un grisáceo sangrar, hare un sendero de escritos que el mundo podrá contemplar y vivir mi sentir.
En los momentos serios reír, en los momentos felices llorar, en los momentos de amor odiar, sé que suena algo loco pero ¿no se han puesto en eso a pensar?
En los momentos tensos reír y buscar múltiples soluciones para todo tipo de ocasiones, llorar de alegría y no reprimir emociones, en los momentos de amor odiar las injurias y a hostil que se asome, odiar que tome nuestra gotita de felicidad y la haga una lágrima oscura.
Esta noche ando hiperactivo, totalmente vesánico, fanático de lo desconocido, jocoso al ver al mocoso que sufría buscando alegría, cuando la misma está en el lugar que jamás la buscaría, dentro nuestro.
Al igual que yo puedes verlo, yo me tarde bastante y aún sigo incipiente, yendo de tumbo en tumbo evadiendo peripecias para cumplir el más humano anhelo “conocer la felicidad”.
Comparto la felicidad del prójimo pues estoy próximo a la propia y busco ser meticuloso con las palabras que recito, tanto en persona como por escrito.
Hoy soy libre como el viento y siento que parto para no volver, no volver a ver a la tristeza aun sabiendo que va a volver, pero esta vez la acepto pero no la dejare quedarse.
Ya con otros ojos puedo ver un matiz de mi vida y aunque me lo pida Dios no pienso dejarme caer, hoy busco una vida donde mi única pasión sea vivir una vida llena de fruiciones, donde las sensaciones no escaseen, donde no haya miedo a perder.
Hoy me levanto de mi nicho y he dicho que se acaba el quebranto del ayer.
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