Querida
esperanza te necesito, por favor dame un abrazo, solo dame una razón para no
pegarme un balazo, quiero ser arte moderno pues lo clásico hoy aburre, ya no
puedo escribir en mi cuaderno, la tinta migra cuando siente el beso de mis
lágrimas de enfermo, regálame un motivo, un propósito a seguir o al menos a una
persona a quien le alegre verme reír, no pido mucho a mi parecer, solo ganas de
vivir, esta vida me está matando y no se
me ocurre que más hacer, regálame una canción de ilusiones o un ramo de fantasías,
que la entone o me la cante alguien que me diga que en mí confía, quiero ser libre,
no soportaré mucho siendo reo, ya no creo en un mañana solo creo en lo que veo
y lo que veo solo me daña, que venga la parca y me bese con su guadaña, la
frase “y vivimos felices para siempre” me parece una patraña, los cuentos te
engañan, la vida es dura, vivimos en una jungla y solo quien no teme hacer daño
o herir a otros tristemente es quien perdura, me despido de tu nombre, partiré
con la brisa, seré uno con el horizonte y dejaré a la menguante luna como
guardiana de mi sonrisa.
Pero antes de seguir mi canto quiero sincerarme para quitarme parte de este
mal, quiero colocar mi alma mohína en un translúcido cristal, nacemos entre
llantos pues venimos del final. Nosotros llegamos sin pedirlo y sonreímos para
no llorar, mendigamos abrazos, exhortamos besos, somos presos de la pasión que
no todos conocemos, nuestro ego fue vencido, nuestra voluntad fue robada, quien
se viste de amigo es nuestro enemigo y el mejor confidente nuestro lo conocemos
como almohada. Perdonen nuestra forma de ser, agacho la mirada, la razón es que
no queremos ver partir a nuestra persona amada. Me disculpo por mi conducta y
declaro dos culpables, a esta sociedad bastarda y a mí por ser voluble.
Fácilmente caemos como la hoja del Sakura en otoño, nuestras almas de infante
carentes de la alegría de un retoño.
Nos están matando con su gélido tratar, vivimos bajo el hado de su actuar,
nadie nos dice que aun en tiempos de paz vivimos en una guerra y morimos por
incipientes, nadie nos enseña a pelear. Hoy en día nuestro caso es una burla,
ahora es tendencia vivir con una sonrisa inversa y la mirada rumbo al infierno,
hoy se ve bien al sujeto de semblante abatido que habla con una voz exangüe de
energía y vitalidad. Hoy se muere en vida y se vive en la muerte, hoy la
carencia de sentir a uno lo hace fuerte, díganme ustedes de que sirve nuestra
lucha, si a quienes van dirigidos nuestros cantos no actúa pese a que los
escucha. Hoy importa vestirse con papeles verdes sin importar que está
manchados de escarlata. No queremos morir pero dime que remedio podemos
encontrar, nuestras ideas son gotas turquesas cayendo en su negro mar, somos la
luz andante en una ciudad a ciegas que busca apagar el brillo ajeno, sus
palabras son veneno y las nuestras medicina, expresamos lo que callan pero su mojigata conducta es una cortina de humo
que llena de falacias y se alimenta de consumos.
Somos apasionados, nuestro amor es poco cuerdo, nuestros ideales son la causa
de que nos llamen enfermos, pero eso depende del matiz, en suicida busca una
sonrisa y el mundo no quiere ser feliz.
En el pasado reíamos, hoy lloramos, antes tendíamos las manos al prójimo, hoy
buscamos pretextos para dañar al próximo, en el ayer cuidábamos lo puro, en la
actualidad contaminamos el alma sin disimulo ni reparo, hoy la indiferencia es
cotidiano y el altruismo se hace raro ¿Dónde están aquellos que no toleraban
las lágrimas ajenas? Ahora son los empáticos aquellos que envenenan, los que
lanzan la piedra que rompe el prisma de la esperanza, ahora es nuestro
quebranto la bandera que representa lo que se perdió La sensibilidad y ¿saben que es lo más irónico? Que el canto a una
mejor vida no lo hace el optimista, el que más busca la vida es un cantante
depresivo. Les presento El canto del
suicida.
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