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El día que el diablo le rezó a Dios

Se hallaba impío el semblante del lúgubre sublime al chasquear los dedos para negar el indulto al infausto que el barbón divino escupiera a su hogar, las almas por miles lloraban su cuita pues la factura que en vida evitaron ahora ya occisos las van a pagar. Había enajenadas almas cuyo menester de absolución les colmaba de desesperación y cometían suicidio en aras de salvación propia y es que rezar en el averno es volver a la fila, pero mucho más atrás. Lo extraño es la manera de su segunda muerte, era tan peculiar, fue ahí cuando entendí que el padre del amor también tiene un negro humor y lo voy a explicar.

Los arrepentidos se ponían a orar sus discursos de perdón, eran tan bellos que me hacían llorar y estas almas se alzaban con un brillo cegador y se despedían con sonrisas de vencedor y se entregaban de bruces a lo alto para llegar al límite de mi reino, se escuchaba una risa y al minuto una explosión, después de un pestañeo el alma salía disparada con una quimérica fuerza y alimentándose de escombros al final de la fila de donde salía volvía para a su insoslayable destino volver a enfrentar, lo más satírico era el hecho de que muchos lo hacían y todos subían y todos brillaban y todos caían y escombros tragaban para iniciar otra vez, unos fuegos artificiales humanos iluminaban los límites de mi averno, tanto se repetía que no entendía que pasaba y más aún porque no paraban, hasta que comprendí la razón y es que pese a que las almas estaban en fila, solo se oían mas no se miraban, ciegas estaban pero sordas no se hallaban y esa era una tortura que el divino les regalaba.

Sin importar el tiempo, la rutina recolectora de injuriosos jamás cesa y aunque pesa, no besa las heridas, sino que quita las ganas de vida. Ya le empezaban a pesar los párpados y el señor del miedo decidió peregrinar por su reino en busca de un paliativo suceso o de algo diferente que despierte su atención y de pronto la serendipia hizo acto de presencia. Una silueta se pudo divisar a lo lejos, se veía asustada y el demonio se transformó en un niño de rostro calmo para no asustarla, se le acercó y con un trémulo tono le preguntó: 

* ¿Qué haces aquí?

- ¿Quién es? ¿Dónde estás? ¿Dónde estoy? ¿Por qué no puedo ver nada? Fueron las interrogantes de aquel ente carente de rasgos que definan su sexo.

* Me llamo Harry, tengo 12 años, yo también estoy perdido ¿Cómo es que no ves? ¿Qué es último que recuerdas?

- Hola Harry, soy Ana, tengo 20 años, no puedo ver nada y no sé el porqué. Recuerdo poco, muy poco, recuerdo que el día de ayer falleció mi hermano, el padre estaba por terminar de decirle los óleos y le preguntó:

* Hijo mío ¿Te arrepientes de todos tus pecados?

 Y justo antes de responder mi hermano falleció, el padre dijo: 

* Dios perdone a este hijo y que su ausente respuesta se haga presente en el divino tribunal.

Él terminó de hablar y yo me retiré a mi alcoba y antes de dormir, con los dientes censurando mis gritos iracundos y con los ojos hechos una tibia y salada posada susurré: 

* Te doy mi alma, es más etérea, quizá valga más que la de mi hermano y heme aquí, es todo lo que recuerdo.

* Ya entiendo, dame un momento.

 Fueron las palabras del rey del subsuelo y con un chasquido hizo del averno un paisaje florido, la incandescencia de las llamaradas infernales se hizo aguas termales cristalinas y el escabroso suelo se hizo una reliquia del Edén, con lirios y azucenas, rosas rosa, girasoles y claveles, mariposas y una cuantiosa parvada trinando con pomposa sutileza un himno al arrebol.

* ¿Te gusta?

- Ya volviste niño.

* No soy el niño, me llamo Ángelo, soy un menesteroso peregrino y también estoy perdido, mis harapos lo comprueban, mírame -dijo el diablo disfrazado luego de tocar las cuencas de los ojos de aquella silueta- 

- Puedo ver -dijo la silueta, y la misma empezó a tener color, su diáfana forma ahora revelaba los secretos de aquella musa. Era una chica de tez canela, sus ojos empezaban a manumitir un brillo que sus luces esmeralda dibujaron el rubor en el rostro de Ángelo, su rizado crin color cobrizo bailaba al son del viento, la mandíbula de Ángelo por el piso a causa de la beldad de Ana impedía una dicción idónea ya que al ver la perfección de su menguante sonrisa y la toga cándida que la vestía algo sucedió. Se encendió una llama que hace mucho se creyó extinta, las tersas manos de Ana palparon el pecho de Ángelo y este golpeó con fuerza desde adentro, era algo inefable y de pronto la revelación. Los ojos de Ana penetraron los de Ángelo, ella lo miró con parsimonia y se le acercó con respeto, le pidió y que se agachara, besó su mejilla y al oído le dijo: 

- No me mientas, sé quién eres ahora que te puedo ver-

* ¿Qué? ¿Cómo lo sabes? -Dijo el diablo nervioso.

- Sé que eres Satán y lo sé porque he visto esa mirada en los hombres antes de hacer daño, he visto ese fuego en mí cuando pude vengarme, esa mirada de fuego se halla a la hora de dar fruición y siento ese libido que desprende tu ardiente ser, lo que me deja anonadada es el hecho de que hayas sabido frenar tu impetuoso apetito y hayas optado por la caballerosidad ante una chabacana humana como yo, otra cosa que no entiendo es...

* ¡Ya basta! ¡Cállate! -dijo el diablo colmado-
Entonces la piel de Ángelo se empezó a desgarrar dando luz a una dermis que germinaba con altivez y luego de unos minutos aquel pellejo quedó destrozado en el suelo como un trapo inmundo y poluto.

- Si que eres alto eh -dijo Ana serena y sus ojos mutaron, su mirada tierna pasó a unos ojos en escarpelo que atisbaba cada parte de aquel fornido cuerpo, pero no había temor y esa también fue una de las pocas veces en las que el diablo se sorprendió. Este levantó su mano y con un chasquido trajo al averno de vuelta. Ana fue hacia el diablo, lo abrazó, besó su pecho y le dijo:

- Llegué aquí por cobardía del todo poderoso, pero ya que estoy aquí, necesito que me ayudes, mi hermano está aquí injustamente, lo mandó Dios a tu reino, pero está con sus grilletes, mi hermano es el primero de muchos, Dios se está adentrando en tu reino sin permiso tuyo, taimado cobarde que actúa en silencio, contigo se haría justicia ¿Puedes ayudarme por favor? -dijo Ana y empezó a llorar-
 El diablo impío ante el quebranto de Ana soltó una risa y dijo:

* Yo no hago justicia, yo soy la justicia en mi reino . 
Soltó una risa que se ahogó cuando un golpe empezó a empujar su pecho desde adentro y seguía y seguía hasta que por el dolor volteó y aceptó la tarea. Ana con la sonrisa de un querubín lloraba, pero esta vez de alegría y cada lágrima era la talara que luego el señor oscuro pudo definir.

* ¿Cuál es el nombre de tu hermano?

- No te va a gustar -dijo con una sonrisa nervioso- 

* ¿Cómo se llama?

- Juan Jesús de la Cruz Rivera...

* Tiene que ser una broma, dime qué es una maldita broma? 

- Así se llama, no me odies por favor.

* Lo peor es que siento que no puedo odiarte.

- ¿Y eso? ¿A qué se debe?

* ¡Siento que te amo como un humano ama a una mortal!

¡Yo lo voy a buscar y vengo después! -dijo el diablo-

A penas terminó la frase, con un chasquido se fue y luego de 10 minutos volvió con su hermano. El diablo contemplaba los grilletes de este y sacó una llave roja de estilo retro con una serpiente tallada en el medio, intentó abrir aquellos grilletes pero esta se rompió. Trató de romperlas con las manos y su mano se hizo como la de los humanos, débil y en ese caso, chamuscada y negra por las quemaduras, Ana vio esto y solo le besó las manos y estas empezaron a regenerarse, el diablo sorprendido solo dijo gracias y después de pensar dijo: 

* Tengo una idea, pero no te va a gustar y a mí mucho menos.

- ¿Cuál es?

* Antes de decirla quiero pedirte 3 cosas.

- ¿Cuáles? 

* ¡No preguntes!

- Está bien, todo por mi hermano.

* Primero: Pasarás toda la eternidad aquí y tú hermano irá al cielo.

- ¿Qué? ¿Por qué? 

* No doy explicaciones.

- Ok, Todo por mi hermano.

 * Segundo: Debes colocarte esto en el anular y darme un beso.

- ¿¡Qué!? Un beso, está bien ¿Y tercero?

* Tercero: Debes tomarte esta pepita rosa. 

- Está bien.

El diablo aceptó el beso de Ana, le dio un anillo y le entregó la pepita. Ahora lárgate, no te quiero ver. Ana fue teletransportada al lado del trono del diablo.

El amo del infierno genuflexo empezó a rezar sin pretexto alguno, con la mirada baja y los labios en arco con dirección al sur, Juan cayó de bruces al suelo por el quebrar de los grilletes, y el demonio empezó sangrar y a sentir un dolor insoportable, miró a Juan y llorando lágrimas carmesíes con un chasquido lo llevó con su hermana. El demonio exangüe le entregó a su hermano como ofrenda y dijo: 

*Aquí está tu hermano, ahora mira el anillo* -dijo el diablo-

Ana miró la sortija y se empezó a escribir con letras color fuego "Mi Reina" y al voltear a ver demonio, lo halló tirado en el piso occiso pero con una sonrisa que mostraba ilusión. Ana llorando se tomó la pepita y un mareo trepó su cuerpo, a los minutos se desmayó y luego de tres días despertó en un palacio con súbditos llamándola reina. Y así fue como el diablo murió rezando a su creador por sacrificar su orgullo al caer frente al amor.

¡Hey! ¡Tú! ¡Sí, tú! Hola, no te asustes, me presento, me llamo Rose, estoy aquí para aclarar algunas dudas, le pedí a Jack que me deje hablar y aceptó, ahora vamos a ello. Seguro pensarás ¿Cómo sé todo eso? ¿Quién te lo contó? ¿Quién demonios soy yo? Bueno, jajaja, la verdad es que... Yo soy producto de esa pepita, todo esto lo sé porque me lo contó mi madre, la reina del infierno, sí, así es, Ana es la reina del infierno ahora,ya que el diablo murió por amor, él dio su vida por el amor que sintió por mi madre, fue por una buena causa, sé que faltaron detalles, pero mi mamá dijo que eran muy gore, demasiado fuertes pese mi edad y al contarme la historia esos detalles los omitió y como yo no los sé, tampoco se los puedo narrar, es obvio ¿verdad? Y respecto a quien soy, pues lo diré de la siguiente manera: Soy la hija de un amor impoluto y sombrío, soy el amor que nació del odio y el próximo año seré reina, ya tengo la edad requerida según mi madre y al cederme el trono, ella será mi consejera. Ahora una última cosa antes de irme ¿Quién es el malo? Todos creen que Dios es el bueno y el diablo es el malo, pero Dios creó al diablo o sea el amor, creó al odio y el odio me creó con amor.
Es lo mismo en el mundo, las peores personas nacen de las almas más puras y la pureza nace al morir la maldad, desde aquí abajo veo como muere el mal y crea etéreas criaturas, ustedes lo llaman conciencia y eso pasa cuando despertamos al laico que entre sueños y penumbra vive dentro nuestro, al liberarnos de una deidad negrera que nos somete con amor, no busco ofender con esto a nadie, busco manumitir personas y demostrar que no todo es blanco o negro, un paisaje gris no limita la erosión de las rosas. Es todo, me despido ¡Adiós! Y recuerden... Los espero abajo.

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