¿No les ha pasado
que sienten que todo se va? ¿Qué todo vale tanto y tan poco al mismo tiempo?
Pletóricos intentos de optimismo, tantas luchas, tantos platónicos plantando
inventos póstumos para recuperar la sonrisa que dejaste correr y fenecer en tu
palma, hoy me ilumina el ying de una luna eléctrica, sin embargo, es mi yang el
que hace ¡Bam! Y acabará con sonrisa que todos perciben y describen como bella,
todos ven la doncella, pero nadie mira el don que fabricó la misma para pasar
de un eso a un ella, todos ven al caballero valeroso y orgulloso, mas nadie limpió
sus lágrimas sentenciosas que expelió por no llegar antes, su miedo y su
humillación antes de ser lo que ahora es.
Oda al ciego, al sordo lenguaje soez, caricias al carente de tacto, esencias al que no puede oler.
El invidente mira su ceguera y taimado es, te oye más no te juzga, Beethoven siente las buenas vibras de tus palabras, el que no siente puede ver tu amor y el que no huele puede percibir tus intenciones, todos tenemos algo que al otro no, sin embargo, somos infaustos, queremos lo que no poseemos y lo que tenemos no o queremos poseer, es más lindo anhelar que cuidar, los sueños no se malogran, puesto que no se arruina lo irreal.
la noche es mi paradoja, burda y diplomática, absurda, zurda y babilónica, tan gandul mi optimismo que me fatigo al señalar mis pómulos rumbo al norte, vida sentenciosa, sentí el azote de tu reglamento y tu mi lamento al verme llorar mares, ahora mira mi confusión, veo mi castigo, no por qué pedir perdón.
Soy un peón aspirando a la monarquía, tu querida vida eres un ajedrecista en cuya yema duerme tu estratagema, un canto a la tiranía, no hay circunferencia que circule buscando cuadros de diferencia, solo directrices que dictaron tajos y acudieron bisectrices al acato sin recato dejando hendiduras que dejaron exangües con premura la hermosura de mis recuerdos felices.
Lisonjeras amistades, diáfanas enemistades, es más honesto quien te odia a quien te ama, puesto que odiamos las verdades amargas cual medicina y amamos las mentiras dulces cual bombón, si ese es el caso, besare los labios del ron, fuerte al entrar, suave al salir, el sabe que me mata, yo sé que me hará morir, el es amor perfecto, no hay necesidad de mentir y cual idóneas nupcias, luego del primer beso hasta la muerte.
Tengo un amante consumido por el fuego y absorbido por mi cuerpo, expelido con mi alma en forma de vaho salen sus delitos, amargo sexo, dulce resultado, las 12 lágrimas de Brock y el shock mío mientras mi mente arde y huye, mi llanto fluye y se diluye en mi piel, por eso tengo un triste blue que viste de jocosidad mi semblante y se pule con carcajadas, por dentro sangra y grita mi piel piedad, lúgubre luz que no ilumina y nunca se apaga.
Oda al ciego, al sordo lenguaje soez, caricias al carente de tacto, esencias al que no puede oler.
El invidente mira su ceguera y taimado es, te oye más no te juzga, Beethoven siente las buenas vibras de tus palabras, el que no siente puede ver tu amor y el que no huele puede percibir tus intenciones, todos tenemos algo que al otro no, sin embargo, somos infaustos, queremos lo que no poseemos y lo que tenemos no o queremos poseer, es más lindo anhelar que cuidar, los sueños no se malogran, puesto que no se arruina lo irreal.
la noche es mi paradoja, burda y diplomática, absurda, zurda y babilónica, tan gandul mi optimismo que me fatigo al señalar mis pómulos rumbo al norte, vida sentenciosa, sentí el azote de tu reglamento y tu mi lamento al verme llorar mares, ahora mira mi confusión, veo mi castigo, no por qué pedir perdón.
Soy un peón aspirando a la monarquía, tu querida vida eres un ajedrecista en cuya yema duerme tu estratagema, un canto a la tiranía, no hay circunferencia que circule buscando cuadros de diferencia, solo directrices que dictaron tajos y acudieron bisectrices al acato sin recato dejando hendiduras que dejaron exangües con premura la hermosura de mis recuerdos felices.
Lisonjeras amistades, diáfanas enemistades, es más honesto quien te odia a quien te ama, puesto que odiamos las verdades amargas cual medicina y amamos las mentiras dulces cual bombón, si ese es el caso, besare los labios del ron, fuerte al entrar, suave al salir, el sabe que me mata, yo sé que me hará morir, el es amor perfecto, no hay necesidad de mentir y cual idóneas nupcias, luego del primer beso hasta la muerte.
Tengo un amante consumido por el fuego y absorbido por mi cuerpo, expelido con mi alma en forma de vaho salen sus delitos, amargo sexo, dulce resultado, las 12 lágrimas de Brock y el shock mío mientras mi mente arde y huye, mi llanto fluye y se diluye en mi piel, por eso tengo un triste blue que viste de jocosidad mi semblante y se pule con carcajadas, por dentro sangra y grita mi piel piedad, lúgubre luz que no ilumina y nunca se apaga.
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