Querida abuela, quiero darte gracias de antemano, porque tú cariño escuece, pero gran parte de mí forjaron, en las brasas de tu abrazo mis lágrimas se secaron, eres mi segunda madre y los huevos que a mi padre le faltaron.
Me enseñaste que la verdad se dice con respeto aunque esta duela, las botas de futuro tendrán tu honor en mis suela, en este amanecer el cielo se ve cercano, desde que te conozco mi alma vuela.
Me enseñaste a no ser mezquino con la comida, hoy un plato en la mesa es fortuna desapercibida, tus frases me sacan sonrisa sin importar como las oyera, desde un: "De tanto pollo te van a salir plumas" hasta un "vas a comer aunque en la mesa hayan piedras".
Siempre has sido de carácter pétreo, y tu sonrisa una perla que me recuerda a la mangata, tus ojos océano y mi reflejo en ellos una fragata.
No olvido tus abrazos y el latir cansado de tu pecho, cuando me hacías piojito me sentía satisfecho, tu amor no se veía en un trato amoroso, el amor es de cobardes y nosotros dos tímidas estrellas fugaces, tu amor era una olla que bailaba sobre la candela, tus "te amo" tenían forma de vaho, amor en comida recién hecha.
Tu cariño es selectivo, de esos que liman asperezas, si mi día se hacía amargo, el café de tus ojos, era dulce cual cereza, me hiciste responsable, censuraste mi pereza.
Me enseñaste a ser un hombre, a como consentir a una dama, desde un buenos días mi amor y si se puede el desayuno a la cama. Me enseñaste que la voz de calla, cuando te grita el enfado, que dos perros ladrando no se entienden ni moviendo el rabo, que el sexo no lo es todo, pero cuando se da que deje todo, a una dama sobre un lecho se le deja satisfecha para que si existe amor, se repita la fecha.
He aprendido tantas cosas de tus clases, fuiste mi mejor escuela, tus consejos y sonrisa siempre dejarán secuela, si Dios existe solo le suplico una cosa, que no te lleve mientras viva y si lo hace que en sueños me deje verte para regalarte rosas.
El tiempo, fue una basura contigo, te ha dado fuerza para quitarte familiares y amigos, aunque te mantienes bella, el tiempo ni te acaricia, dueña del reloj, mujer libre cual colibrí, no veo hilos de plata, en ti hay seda carmesí.
Hoy te regalo esta carta escrita con mi propia mano, te regalo estas líneas, quiero decirte cuanto te amo.
¿Les digo un secreto? Me alegra no haber esperado a que partiera, ella me dio el honor de oírlo de mi boca, a ustedes les comparto mi himno al cielo.
"eres mi segunda madre y los huevos que a mí padre le faltaron" las abuelas te dan el conocimiento que ninguna institución podría , y mucho más cuando se siente ese amor incondicional
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